P. ¿Por qué has escogido la Escuela de Práctica Jurídica (EPJ) del ICAB?

Porque la EPJ es fundamental si quieres ejercer como abogado. Cuando acabas la carrera tienes una buena formación teórica, pero no práctica. Y es que no olvidemos que la Universidad te forma como jurista, no como abogado. Por tanto, si quieres ejercer como abogado e ir a los Tribunales, necesitas algo más, y eso te lo da la Escuela de Práctica Jurídica. 

P. ¿Recomendarías la EPJ a otros alumnos? 

R. Sí, y mil veces sí. Sin duda alguna recomiendo la EPJ a todos aquellos que quieran ejercer la abogacía.

P. ¿Por qué?

R. En primer lugar, porque la EPJ está muy bien diseñada, vas yendo de menos a más, y vas experimentando como vas aprendiendo y vas avanzando mes a mes. En segundo lugar, porque los profesores que imparten el Postgrado son todos ellos de élite. Estás aprendiendo de profesionales muy preparados y muy competentes. En tercer lugar, porque es un curso eminentemente práctico, donde, además de los casos prácticos que se trabajan en clase, acudes a simulaciones en la Escuela Judicial, o incluso ante un magistrado “de verdad” si decides vivir la experiencia de León, lo cual recomiendo encarecidamente. Pero, además, en cuarto lugar, es que la EPJ es mucho más que un Postgrado, es toda una experiencia personal. Y digo esto porque cuando empiezas te sientes inseguro con respecto a todo lo relativo a los Tribunales. No sabes cómo expresarte ante un juez, cómo redactar los escritos, sabes Derecho Procesal, pero no cómo hacer uso de él. Y poco a poco, y sin darte cuenta, vas evolucionando, vas adquiriendo habilidades y te sientes cada vez más capaz y con más soltura. Por tanto, en este Postgrado de Práctica Jurídica experimentas una evolución, has dejado de ser estudiante para empezar a convertirte en un profesional.

P. ¿Destacarías algo más de la Escuela de Práctica Jurídica?

Entre los profesores y los compañeros se crea un clima muy especial y un vínculo que creo que será muy duradero. Y es que hemos pasado muchas vivencias juntos: hemos pasado nervios, nos hemos equivocado, nos hemos desanimado cuando las cosas no nos han salido como esperábamos y nos hemos animado después con los logros posteriores. Y siempre acompañados de los profesores, que nos han visto evolucionar desde nuestros primeros torpes pasos hasta el final, como si de un niño que aprende a andar se tratará. Y, claro, todo esto genera una magia especial. Francamente, yo estoy a dos meses de acabar la EPJ y hacer este curso es la mejor decisión que he podido tomar.