P. Como exalumno de la Escuela de Práctica Jurídica del ICAB, ¿qué te ha ofrecido esta formación en tu carrera profesional?

R. La Escuela me dio todas las herramientas necesarias para el ejercicio de la abogacía. La capacidad de analizar la norma, tanto  sustantiva como procesal, de la mejor forma posible, para intentar solucionar el problema del cliente. Confianza en uno mismo para llevar a cabo de forma autónoma el asesoramiento al cliente. En el ámbito procesal, la habilidad de reconocer los elementos esenciales que forman parte de todo. A redactar y saber orientar la redacción en demandas, contestaciones, recursos y otros escritos procesales. Las simulaciones de vistas, que puedes repetir tantas veces como quieras con los compañeros, te permiten practicar cómo se desarrolla una audiencia previa, un juicio, a preparar el interrogatorio de un testigo, a cómo y qué preguntar al perito contrario, así como las conclusiones finales. Lo que hacemos en el EPJ-ICAB es exactamente lo mismo que te encuentras después durante el ejercicio de la profesión.

P. ¿Qué crees que aporta la EPJ a un/a reciente Graduado/a?

R. El enriquecimiento personal y profesional que aporta la Escuela es tan amplio y variado que resulta difícil poder comprimirlos en una entrevista. Da confianza y seguridad en el área de práctica escogida. Permite desarrollar un pensamiento autónomo, crítico y, por encima de todo, práctico para con la aplicación del Derecho al problema concreto que afecta al ciudadano o al empresario. Se aprende que los detalles -no siempre están en la ley, sino en los documentos, o en saber escuchar lo que dice el cliente- es lo más importante de un caso. En el área del Derecho Procesal, se enseña a estructurar un asunto intentando cometer los mínimos errores posibles para que el juez deba tomar una decisión valorando la prueba. Es decir, que las demandas y/o contestas no se desestimen por equivocaciones cometidas por el abogado/a en la forma de integrar el pleito. En cuanto a las vistas y juicios, en la EPJ se realizan muchas simulaciones, que se desarrollan de forma idéntica a cómo tienen lugar en la vida real. Lo más relevante, quizás, es que las facultades que aprendes y adquieres las utilizas y las vas nutriendo incluso años después de haber terminado la EPJ. En la Escuela aprendes que es necesario aprender de cada caso y de cada circunstancia para mejorar. Y a no bajar nunca la guardia.

P. Has pasado de ser exalumno a profesor de la Escuela, explícanos un poco tu experiencia como profesor...

R. Tener la oportunidad de dar clases en la EPJ es sin lugar a dudas uno de los momentos más felices y enriquecedores que he podido vivir como abogado. Das clases, lo que te permite transmitir todo lo que será útil a los alumnos y al mismo tiempo, desempeñando el rol de maestro, descubres una nueva manera de seguir creciendo como profesional. Esto solamente es posible en la EPJ, donde la simbiosis que se produce es única en el ámbito formativo. Como profesor, comprendes que tienes la responsabilidad de dar todo tu conocimiento a los alumnos porque, una vez terminado el curso, serán unos profesionales que estarán representando al ICAB, así como la impronta que les has dejado durante el curso.

P. ¿Cuáles son las habilidades que intentas transmitir a tus alumnos por ser un buen abogado?

Con modestia, en el EPJ intentamos transmitir tanto habilidades técnicas como de elementos de personalidad, respetando siempre la idiosincrasia que cada uno tenga. A nivel técnico, se pone énfasis en examinar y tener en cuenta cada detalle del caso, de los escritos de contrario, del texto de la norma, de las sentencias que se harán valer para fundamentar la reclamación. Es muy importante no pasar por alto las cuestiones clave que radican en todo conflicto, y afrontarlas de la forma más adecuada para obtener la solución que persigue el cliente. También se trabaja mucho que el alumno sepa exponer de forma oral y escrita las circunstancias del caso, así como los fundamentos jurídicos que se apliquen, de forma que se entienda con lenguaje llano qué es lo que necesita o demanda el cliente. Todo ello, dentro del contexto de la realidad judicial donde deben aplicarse los conocimientos. Por lo que respecta a la personalidad, se enseña que, con modestia, respeto y educación se puede obtener todo.

P. En el mundo de la abogacía es muy importante el networking. ¿Cómo valoras la comunidad Alumni EPJ y sus actividades?

R. La abogacía es una carrera larga y que, a medida que van pasando los años, es cada vez más exigente. Reclama al profesional que destine tiempo al despacho ya los clientes, a la vez que no puede perderse de vista que estamos en un mundo en el que cada vez, de forma más rápida e intensa, cambian situaciones que antes tardaban años en transformarse. Así, no es suficiente con estar al corriente de los cambios legislativos o la nueva jurisprudencia, sino que también debe tenerse presente cómo afecta e impactan todas estas transformaciones constantes en el ejercicio de la abogacía, tanto al profesional como a los clientes. Seguir y estar en contacto con los antiguos alumnos de la EPJ te permite tomar conocimiento y conciencia de estos cambios y cómo debe adaptarse el abogado a los mismos. Permite reencontrarte con antiguos profesores/as, compañeros/as o alumnos, quienes comparten contigo sus experiencias, momentos que te permiten seguir mejorando como profesional.